Mansilla, Ballina y yo
Si alguien hubiera dicho
no tienen en donde caerse muertos
no hubiese estado del todo equivocado.
Nuestra única riqueza era la leña ardiendo
y la música de la carne y las ensaladas
en las manos hospitalarias del amigo.
El resto, apenas nuestras camisas cada vez más viejas
y algunos ademanes sinceros
que la vida entre escombros no pudo apagarnos.
Aquellas palabras, aquellas pocas convicciones
y aquellas dudas que supieron hermanarnos
volvían otra vez por nosotros
en una marea nueva de aliento inesperado.
Por último el largo vino
que nos derrumbaba dulcemente
mientras un silencio casi sabio
nos hacía creer que habíamos crecido por dentro
y que la amistad era tan posible
como ese fuego que condescendía a alumbrarnos.
Cuaderno escolar
1956 es un año que se repite en los márgenes.
Hay arañas inocentes dudando en la caligrafía.
Hay temas demasiados áridos como para que aquel cachorro
de perro o hacedor de versos
les encontrara algún sentido.
Pero al abrirlo y sentir el olor a tinta apagada,
cerrando los ojos me he vuelto a ver
en el patio modesto, de pie
junto a la silla de mi madre.
Ella tratando de enseñarme a dividir.
Yo comenzando a llorar porque no entiendo.
Nestor Mux, poeta argentino (1945)- En "Poemas - 1985" - De "Poesía reunida" - Ediciones al margen (2000)
"creo no equivocarme otra vez/ caer en esas desagradables torpezas/ decir lo que ocurrió." Francisco Urondo
domingo, 24 de marzo de 2013
jueves, 14 de marzo de 2013
Lo que guarda el mundo
Sin tus iniciales
Sin ganas de vivir
de esperar tu muerte en la cocina
con los autos corriendo afuera
pero sin perder
a tu perra jugando en el patio
la risa de los años ochenta
y el abrazo de tu vieja aunque ya esté muerta
Así te conocí
con los ojos partidos
y una mano colgada de un hilo que tironeaba la muerte
Con tu amor utópico abollado en las botas
y el pantalón abierto al cambio efectivo
La radio susurraba desde el bolsillo de tu camisa
y frente a mí
tus papeles en la carpeta del dolor sistematizado
No pude más que tirar de un hilo que anudé en tu mano
en esa que todavía roza la vida.
Fugitiva
Esta es la verdad:
tu palabra tomó vuelo
y se estrelló contra la pared.
La ventana cerrada.
La cortina verde.
Que te quedes quieto,
así.
Que te quedes callado.
Que sigas callado.
La canilla llora ausencias.
Tarantela con los dedos sobre el mantel.
Pánico a lo que guarda el mundo tras la ventana
hartazgo de lo que esconde de este lado.
Que no puedas querer
que no sepas querer
que no quieras poder
no justifica el televisor gritando.
El beso de las buenas noches
la pesadilla del estómago vacío
del alma del cuarto del sueño vacío.
Pasa el rato, no hay nada...
Sólo sé que tengo corazón cuando me agito
y corren mis ganas de huir.
Angie Ferrero, poeta argentina (1980) - De "la soga en los pies" -Ciprés ediciones - 2012
Sin ganas de vivir
de esperar tu muerte en la cocina
con los autos corriendo afuera
pero sin perder
a tu perra jugando en el patio
la risa de los años ochenta
y el abrazo de tu vieja aunque ya esté muerta
Así te conocí
con los ojos partidos
y una mano colgada de un hilo que tironeaba la muerte
Con tu amor utópico abollado en las botas
y el pantalón abierto al cambio efectivo
La radio susurraba desde el bolsillo de tu camisa
y frente a mí
tus papeles en la carpeta del dolor sistematizado
No pude más que tirar de un hilo que anudé en tu mano
en esa que todavía roza la vida.
Fugitiva
Esta es la verdad:
tu palabra tomó vuelo
y se estrelló contra la pared.
La ventana cerrada.
La cortina verde.
Que te quedes quieto,
así.
Que te quedes callado.
Que sigas callado.
La canilla llora ausencias.
Tarantela con los dedos sobre el mantel.
Pánico a lo que guarda el mundo tras la ventana
hartazgo de lo que esconde de este lado.
Que no puedas querer
que no sepas querer
que no quieras poder
no justifica el televisor gritando.
El beso de las buenas noches
la pesadilla del estómago vacío
del alma del cuarto del sueño vacío.
Pasa el rato, no hay nada...
Sólo sé que tengo corazón cuando me agito
y corren mis ganas de huir.
Angie Ferrero, poeta argentina (1980) - De "la soga en los pies" -Ciprés ediciones - 2012
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