lunes, 8 de agosto de 2011

PREGUNTARSE, CADA TANTO

                     Qué hacer
del viejo yo lírico, errático estimulo,
al ir avecinándonos a la fase
de los silencios, la de no desear
ante cada impresión que hierve,
y en fuerza de su hervir reclama
exaltación, su canto.


                 Cómo para entonces,
persuadirlo a que reconozca
nuestra apatía, convertidas
en reminiscencias de oficios inútiles
sus constantes más íntimas, sustitutivas
de la acción, sentimiento, la fe:
                                            su desafío
a que conjuremos nuestras nadas
con signos sonoros que por los oídos andan
sin dueño, como rodando, disponibles
y expectantes,
                      ignorantes
de sus pautas de significados,
de dónde obtenerlas;


                               y en su persistencia, insaciable
para adherírsenos, un yo
instalado en otro yo, vigilando
por encima de nuestro hombro
qué garabateamos;


                            y en su prédica
de que mediante él hagamos
florecer tanto melodía cuanto gozosa
emulación de la única escritura
nunca rehecha por nadie,
                                     la de Aquel
que escribió en la arena, ganada
por el viento, embrujante poesía
de lo eternamente indescifrable.


                 Preguntárnoslo, toda vez
que nos encerremos en la expresión
idiota del que no atina a consolarse
de la infructuosidad de la poesía
como vehículo de seducción, corrupción
                           y cada vez
que se nos recuerde que el verdadero
hacedor de poemas execra la poesía,
que el autentico realizador
de cualquier cosa detesta esa cosa.

De "Quien habla no está muerto"- Obra Poética III Corregidor (1980)

2 comentarios:

  1. buen dia lisboa, como anda? qien es este "joven valor" ¿sylvester, bayley, algun otro?
    un saludo afectuoso!

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  2. Andamos tranquilos pero no dormidos. Este "joven valor" es Don Alberto Girri, un intranquilo, sin duda.

    Vuelve el saludo grato, como dijera mi hermano Ernesto.

    Ahí nos vemos.

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