El año siempre es significativo
cuando la memoria es pareja.
En enero del `78 tengo 7 años
una tendencia hacia los lugares
altos
y una mirada ensimismada por las
panorámicas
que se dejan notar.
Decir que algunas cosas
generan tendencias
o explicaciones
es apropiado
también que no es suficiente ver
sonreír.
La cuestión es que el verano
no prometía nada
y en marzo debo rendir lectura.
Jamás fui un alumno ejemplar.
Siempre estoy cerca de lo posible
en la urgencia.
El contacto cotidiano con una
persona querida
y un problema
tiene un solo camino que
transitar.
Silvia era el nombre de una
preferencia
para mi madre
todo se reducía
a una cuestión de temperamentos
algo del orden de las afinidades.
Cada vez
que los signos de la época
me interpelan
entiendo una paciencia
y vuelvo por mí
me paseo en su sonrisa
que nace de mi torpeza
al responder si pensar.
-su sonrisa doblego una
resistencia-
El año escolar
encuentra
que ya empiezo a ponderar
lo mecánico de lo elusivo
aprendiendo a leer.
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