Que no me tuerza, me piden, que juegue, que no
me contorsione, que deje hacer al aire manifiesto
de la gracia, que destile, que tiempo y espacio pe-
diquen en mí su orden simultáneo, que no bo-
quee, que no me atropelle, que sea paciente, que
mi decir se extienda en alturas consonantes, que
sea pródigo y medido, que desoiga la voz de la
multitud desparramada; me piden que entone, que
afine, que toda sensanción se desencarne, que no
adjetive, que no me diluya en los promontorios
encantados de la ausencia, lo que está, está, y lo
que no está se fue, es decir no vino, no vendrá,
nunca será mío; resignación y equilibrio, eso me
piden, aire y juego en el hueso sobreviviente de la
imagen; póstrese ante la sabiduría de los siglos,
huya del desperdicio, e la densidad, de la hojaras-
ca amontonada; ningún balbuceo, ningún bro-
te de oscilación demonopática, poco, muy poco
de su yo enterrado en la miseria que lo lleva; mo-
dales, rigor y mesura, qué es eso de tartamudear
ante la sílabas gigantescas de la angustia; su ma-
niera, me dicen, es gorda,voraz, demasiado cari-
ñosa, inhiba su discurso, me piden, virilícelo, de-
je los empachos zalameros de su vorágine interior,
sea sobrio, severo, despojado, la pregnancia se-
mántica y los favores del sentido no calzan con la
sutil ambiguedad de la lírica deshidratada; sea ob-
jetivo, córrase de su yo, instálese donde no lo
vean, la historia no pasa por usted, el mundo no
depara felicidad ni alegría, pero tampoco es la
causa de su desasosiego, obsérvelo, admire lo efi-
caz, lo monolítico del resplandor civilizado, com-
pare la velocidad productiva de la realidad con la
pereza simbólica de sus versos; usted no existe, me
dicen, y si existe, existe poco, es decir, apocado,
encerrado entre sus brumas y esa manía, peligrosa
manía, por los arcaísmos y la voluptuosidad sono-
ra de la lengua castellana; acepte un consejo, me
piden, hágase traducir al inglés, al francés, al ale-
mán, a cualquier idioma civilizado, y luego, ya
disciplinado su texto por los acentos del imperio,
libre su alfabeto de arrabal amargo y batifondo
criollista, vuelva sobre lo suyo, hágase retraducir al
castellano, se asombrará, no quedará títere con ca-
beza de su viejo estilo; austeridad académica, eso
me piden, y que no mezcle, que abandone esa cría
de mestizaje plebeyo y furia conceptista, la cosa
pasa por el ardid discursivo, por el regodeo crítico
y la ironía, mucha ironía, paródielo todo, eso nos
gusta, me dicen, no hay nada que hacer, no hay
nada que defender, la luz, si alguna vez hubo luz,
ya se extinguió, no hay entonación que nos suble-
ve, hay risa, mucha risa, hemos desaparecido en-
tre las carcajadas de la muerte; no hay verso, me
dicen, no hay estilo, no hay emoción ni entusias-
mo, la tormenta del habla ya pasó, hay la insigni-
ficancia del esfuerzo.
Luis O Tedesco ( 1943) Poeta. De "Lomas del Mirador" - Losada -2006
No hay comentarios:
Publicar un comentario