Mansilla, Ballina y yo
Si alguien hubiera dicho
no tienen en donde caerse muertos
no hubiese estado del todo equivocado.
Nuestra única riqueza era la leña ardiendo
y la música de la carne y las ensaladas
en las manos hospitalarias del amigo.
El resto, apenas nuestras camisas cada vez más viejas
y algunos ademanes sinceros
que la vida entre escombros no pudo apagarnos.
Aquellas palabras, aquellas pocas convicciones
y aquellas dudas que supieron hermanarnos
volvían otra vez por nosotros
en una marea nueva de aliento inesperado.
Por último el largo vino
que nos derrumbaba dulcemente
mientras un silencio casi sabio
nos hacía creer que habíamos crecido por dentro
y que la amistad era tan posible
como ese fuego que condescendía a alumbrarnos.
Cuaderno escolar
1956 es un año que se repite en los márgenes.
Hay arañas inocentes dudando en la caligrafía.
Hay temas demasiados áridos como para que aquel cachorro
de perro o hacedor de versos
les encontrara algún sentido.
Pero al abrirlo y sentir el olor a tinta apagada,
cerrando los ojos me he vuelto a ver
en el patio modesto, de pie
junto a la silla de mi madre.
Ella tratando de enseñarme a dividir.
Yo comenzando a llorar porque no entiendo.
Nestor Mux, poeta argentino (1945)- En "Poemas - 1985" - De "Poesía reunida" - Ediciones al margen (2000)
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